La formación profesional se enfrenta en la actualidad a un “choque de tormentas”

El 2021 estará marcado por un entorno de fuertes cambios, los cuales representan un desafío en la formación de la próxima generación del capital humano mexicano en cuando al cómo, dónde y qué se enseña.

La formación profesional se enfrenta en la actualidad a un “choque de tormentas”

“La revolución industrial 4.0 y los efectos de la pandemia representan un choque de dos tormentas” que trae cambios importantes en la formación de la próxima generación de profesionistas, asegura David Garza, presidente y rector del Tecnológico de Monterrey. Además, la ola de transformaciones, como la acelerada adopción de tecnología en las empresas, demanda que las universidades redefinan sus modelos de enseñanza.

¿Cuál será el efecto socioemocional de la pandemia en los estudiantes o en las brechas de aprendizaje? Se cuestiona el directivo. Para empezar, la crisis sanitaria por la covid-19 evidenció carencias como la falta de acceso a dispositivos adecuados o internet que tienen algunos estudiantes.

De acuerdo con un estudio de EY, en México el 94% de los estudiantes de universidades privadas cuenta con internet de banda ancha, esa proporción disminuye a 72% para los de instituciones públicas. La brecha se hace más grande en el acceso a dispositivos adecuados para la formación en línea, 55% de estudiantes de instituciones privadas cuenta con su propia computadora o tableta. La realidad es diferente para los alumnos de entidades públicas, donde esta proporción se reduce a 20 por ciento.

“Normalmente hay algunas brechas o deficiencias, nos preocupa que esto se incremente y es un problema que tendrán todas las instituciones educativas, de todos los niveles y de todos los tipos. Esa brecha se reflejará en el mercado laboral, ¿cuál será el efecto de que los egresados se hayan educado de una manera distinta a la tradicional? Es algo a lo que debemos estar atentos”, dice en entrevista David Garza.

Antes de la pandemia, en 30 años, el Tec de Monterrey había formado 160,000 estudiantes en línea (considerando a los que sólo han cursado una materia en modalidad remota); en el 2020 fueron 90,000 los alumnos en clases a distancia. De esa magnitud fue el cambio en el sector educativo. La realidad es similar en otras instituciones; el confinamiento masivo no dio otra alternativa.

Cerrar la brecha de acceso a dispositivos adecuados e internet es una tarea que corresponde a distintos actores y no sólo a las universidades, expone. Sin embargo, la migración a una formación totalmente en línea demostró que los programas académicos pueden ser flexibles y multimodales; consolidar estas tendencias es una de las oportunidades que le dejará la pandemia a las instituciones de educación superior.

Por otra parte, al igual que en el mercado laboral, en la educación superior habrá un mayor interés por una formación que considere el bienestar físico y mental de los estudiantes.

Mirada al futuro próximo

A largo plazo, comenta el presidente del Tec de Monterrey, la formación profesional será multimodal (presencial, remota o mixta), los programas permitirán que los alumnos tengan un reskilling y upskilling, la educación continua tendrá mucho más valor y los planes de estudio deberán actualizarse constantemente para incluir las nuevas competencias que demanda el mercado de trabajo.

Desde la óptica de David Garza, estas transformaciones en los procesos de enseñanza serán una respuesta a “la digitalización de diversos sectores” y una tendencia hacia un capitalismo consciente, economía verde y modelos de trabajo flexibles.

“Son cambios a los que tenemos que estar atentos para ver qué competencias debemos incorporar, no sólo el tema técnico. Cada vez las habilidades serán más relevantes a ‘prueba de futuro’ y es aquí donde estamos viendo que habilidades como la resiliencia, tolerancia al estrés, flexibilidad, creatividad, inteligencia social, pensamiento crítico y solución de problemas complejos son algunas que creemos que van a requerir los estudiantes para sortear un mundo cambiante”.

Después de la pandemia, la educación superior será más flexible, personalizada y con énfasis en las microcredenciales, las cuáles le permitirán a las personas desarrollar nuevas competencias sin estudiar una nueva licenciatura, opina.

El presidente del Tec de Monterrey considera que para mantener esta evolución de la formación profesional se requiere mantener la flexibilidad en los procesos de enseñanza y, por otra parte, que los docentes no se enfoquen en preparar a los estudiantes para un trabajo, sino para toda la vida. Desde la perspectiva de los alumnos, será importante adaptarse a planes de estudios basados en experiencias y problemas, al igual que en el mercado laboral real.

“Las universidades vamos a estar evolucionando a un concepto de ‘caja abierta’. Hoy podríamos decir que somos como una caja cerrada, en la cual está el profesor, planes de estudio, la evaluación y decisiones sobre calidad, todo eso ocurre dentro de la universidad. Creo que ahora, las paredes de esa caja se abrirán para permitir una mayor vinculación entre universidades, donde se puedan compartir profesores, o bien, con empresas”, apunta.

Para el 2021, David Garza percibe mayor colaboración entre universidades y la iniciativa privada, lo que permitirá formar a los profesionales con base en las necesidades de las industrias y los cambios acelerados que éstas tienen.

Fuente: Factor Capital Humano

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