El sindicato de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) del Ingenio San Nicolás enfrenta una de las peores crisis de su historia. Bajo la gestión de Agustín López Martínez, conocido como «La Chancla», la organización ha caído en una bancarrota que la ha dejado incapaz de cubrir siquiera sus gastos más básicos.
Según fuentes internas, los abusos, despilfarros y una administración marcada por la opacidad han llevado al sindicato a operar en números rojos. El desorden financiero es tal que ni siquiera se pueden destinar recursos al mantenimiento de las instalaciones, al pago de servicios esenciales ni a actividades que beneficien directamente a los trabajadores.
El descontento entre los agremiados va en aumento. Denuncian que, además de la incapacidad para gestionar los recursos, las cuotas sindicales han sido insuficientes debido a una demanda legal que enfrenta el sindicato. Este litigio es consecuencia de un desvío de recursos cometido durante la administración de López Martínez, quien habría utilizado dinero destinado al pago de un grupo de trabajadores para otros fines no aclarados.
Los trabajadores han señalado abiertamente la falta de liderazgo y la evidente preferencia de López Martínez por anteponer sus intereses personales sobre las necesidades del gremio. La falta de planificación y el desaseo en la gestión financiera han dejado al sindicato sin rumbo, mientras los agremiados exigen acciones inmediatas para esclarecer el destino de los fondos.
Entre las demandas más urgentes está la realización de una auditoría externa para identificar el uso de los recursos y determinar responsabilidades. Algunos incluso ya hablan de la necesidad de renovar la dirigencia del sindicato, ante lo que consideran una administración catastrófica.
Hasta el momento, ni Agustín López Martínez ni la dirigencia nacional de la CROM han dado respuesta a las acusaciones ni han presentado soluciones claras para esta crisis.





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