La falta de transparencia y promesas incumplidas provocan la renuncia de fundadores e inminente pérdida de confianza entre trabajadores

El Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) enfrenta uno de sus peores momentos desde su creación. Señalamientos por corrupción, falta de transparencia y recientes derrotas sindicales han provocado una ola de desconfianza entre trabajadores e integrantes que, poco a poco, comienzan a darle la espalda al proyecto.

Uno de los golpes más duros fue la salida de Israel Cervantes, uno de los fundadores e impulsores del sindicato desde la lucha obrera en General Motors Silao. Cervantes, quien fuera pieza clave en el nacimiento de SINTTIA y La Casa Obrera del Bajío, decidió alejarse públicamente tras denunciar malas prácticas y el control absoluto de la organización por parte de un pequeño grupo liderado por la actual secretaria general, Alejandra Morales. “No quise ser parte de la corrupción ni seguir engañando a los trabajadores”, declaró.

A esta fractura interna se suma la derrota más reciente en General Motors San Luis Potosí, donde SINTTIA perdió por amplio margen frente al sindicato Carlos Leone, lo que evidencia el desgaste del proyecto y la creciente desconfianza entre la base trabajadora. La organización, que alguna vez se presentó como una alternativa distinta, hoy arrastra cuestionamientos serios sobre su legitimidad, manejo interno y falta de resultados reales.

Los trabajadores que alguna vez creyeron en su discurso hoy expresan decepción, y muchos han optado por regresar o afiliarse a sindicatos que ofrecen resultados tangibles. El mensaje es claro: SINTTIA ya no representa la esperanza de cambio, sino un ejemplo de cómo una promesa sindical puede derrumbarse por su propio peso.

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