Susana Prieto Terrazas, quien alguna vez fue una influyente figura en los ámbitos sindical y político, ha experimentado una notable caída en los últimos años. El golpe más fuerte a su carrera ocurrió cuando Rosario Moreno, Secretaria General del Sindicato Nacional, anunció su salida definitiva de la organización. Prieto ya no ostenta ningún cargo dentro del sindicato: ni como representante legal, ni como abogada, ni como asesora. La razón de su expulsión fue contundente: a pesar de su retórica combativa, Prieto no logró generar ni un solo empleo, inversión o empresa que beneficiara al gremio.

Este revés marcó el principio de una serie de dificultades para la abogada y activista. Su incursión en la política tampoco ha dado frutos. En Morena, el partido con el que llegó al Congreso, Prieto vio cómo su figura fue perdiendo peso. Al no poder mantener la confianza de sus compañeros de partido, fue apartada paulatinamente de las decisiones importantes. Su aislamiento dentro del Congreso se profundizó, lo que rápidamente debilitó su influencia política.

El mes pasado, la situación empeoró aún más para Prieto cuando perdió su “dieta” legislativa, el salario que perciben los diputados. Este revés económico fue un duro golpe, ya que representaba una fuente importante de ingresos. La pérdida de su salario legislativo es una consecuencia directa de su declive dentro de la estructura política, donde su liderazgo y capacidad para generar cambios concretos han sido cuestionados.

La trayectoria de Prieto ahora sirve como advertencia sobre los riesgos de no cumplir con las promesas hechas al electorado y al gremio que alguna vez la respaldó. Su incapacidad para traducir su discurso en resultados tangibles tanto en el ámbito sindical como en el político ha minado su credibilidad. Sin el apoyo de quienes en su momento la defendieron, Prieto enfrenta un futuro incierto, alejada de las esferas de poder que alguna vez dominó y sin los privilegios que en su momento la acompañaron.

Deja un comentario

Tendencias