Trabajadores denuncian manipulación y cuestionan al sindicato por corrupción y falta de transparencia

En una empresa donde SINTTIA carece de representación sindical formal, los trabajadores han denunciado una práctica que consideran ofensiva y engañosa: la entrega de mochilas, rifas y útiles escolares como “muestra de apoyo”. Sin embargo, nadie explica de dónde provienen esos recursos ni por qué se utilizan en regalos en lugar de generar beneficios reales para la base trabajadora.

Lejos de generar confianza, esta estrategia ha encendido el descontento. Los empleados lo perciben como un intento desesperado por simular respaldo y ocultar la ausencia de logros concretos. “No han gestionado un solo beneficio, no han defendido ningún derecho, pero aparecen para dar mochilas como si eso resolviera los problemas”, expresó un trabajador visiblemente molesto.

Las críticas no han parado de crecer. Muchos se preguntan por qué un sindicato que presume ser independiente recurre a prácticas que imitan a las viejas estructuras que decían combatir. Lo que los empleados reclaman es transparencia financiera, resultados claros y una representación real que defienda sus intereses, no propaganda disfrazada de generosidad.

La crisis también se refleja en la salida de Israel Cervantes, uno de los fundadores del sindicato y figura clave desde su origen en la lucha obrera de General Motors Silao. Cervantes decidió abandonar el proyecto tras denunciar corrupción interna y el control de un pequeño grupo que ha traicionado los ideales con los que nació SINTTIA. Hoy, ya integrado a otra corriente sindical, señala que no podía seguir avalando prácticas que engañan a los trabajadores.

El mensaje de los empleados es claro: los regalos no sustituyen la rendición de cuentas ni los resultados. SINTTIA se enfrenta a un creciente rechazo porque su estrategia de comprar simpatías está fracasando. Para muchos, ya no es un sindicato de esperanza, sino un fraude que perdió credibilidad.

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