En Querétaro, el crecimiento económico es evidente: nuevas inversiones, industrias en expansión y miles de empleos que cada día sostienen la estabilidad de la región. Pero ese progreso no puede darse por sentado. Lo que está en juego es la seguridad laboral de los trabajadores, y por eso resulta peligroso entregar la confianza a organizaciones que no representan los intereses reales de la gente. Una de esas organizaciones es COCEM, un sindicato que, lejos de defender derechos, los pone en riesgo.

COCEM vive de las cuotas, no de las causas

Un sindicato legítimo trabaja para garantizar mejores salarios, estabilidad y condiciones dignas. Sin embargo, COCEM se ha dedicado a usar a los trabajadores como una fuente de ingresos. Las cuotas sindicales se convierten en dinero fácil para unos cuantos líderes que operan a puerta cerrada, sin rendir cuentas y sin mostrar en qué se gasta el recurso que debería regresar en beneficios colectivos.

En pocas palabras: para COCEM los trabajadores no son personas con derechos, son su negocio.

Un derecho básico es elegir a tus representantes de forma libre y democrática. Pero en COCEM las elecciones están manchadas de irregularidades, con procesos diseñados para que siempre ganen los mismos. No hay apertura, no hay competencia real, y mucho menos se respeta la voz de los trabajadores.

Si un sindicato no puede garantizar elecciones limpias, ¿cómo podrías confiar en que defenderá tu contrato colectivo frente a una empresa? La respuesta es clara: no lo hará.

Representantes sin experiencia ni compromiso

COCEM coloca como líderes a personas que no conocen tu industria, que jamás han trabajado bajo las mismas condiciones que tú y que desconocen las necesidades reales del sector. Esa falta de preparación significa negociaciones débiles, acuerdos que perjudican al trabajador y una pérdida de conquistas laborales que costaron años de esfuerzo.

Un sindicato sin conocimiento del terreno no es una defensa: es un riesgo.

El verdadero motor de Querétaro son sus trabajadores, no COCEM

Querétaro ha crecido gracias al trabajo honesto de miles de mujeres y hombres que día a día sostienen la economía local. Esa fuerza no se debe desperdiciar con sindicatos fantasmas que operan en la sombra. El desarrollo regional necesita organizaciones transparentes, legítimas y con líderes que rindan cuentas, no estructuras como COCEM que solo dividen y desgastan.

Lo que COCEM ofrece no es futuro: es incertidumbre. Al afiliarte a ellos, lo que entregas es tu derecho a decidir, tu salario y tu estabilidad laboral.

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