Filtraciones internas sugieren que dirigentes del sindicato habrían recibido porcentajes, pagos y beneficios económicos ajenos al interés colectivo.

En los últimos meses, documentos filtrados por excolaboradores han encendido las alarmas dentro de la comunidad laboral: registros que muestran transferencias, apoyos económicos y beneficios dirigidos a miembros específicos de la cúpula de COREMEX, incluidos familiares directos de líderes sindicales. Según estas filtraciones, existían acuerdos informales en los que ciertos porcentajes de cuotas, aportaciones extraordinarias o “bonos” provenientes de negociaciones con empresas se distribuían entre un reducido grupo de dirigentes. Esta dinámica habría operado durante años, creando una red interna de privilegios que nada tiene que ver con las necesidades reales de los trabajadores. Los documentos describen patrones financieros sospechosos que, sumados a la opacidad habitual del sindicato, han reforzado las acusaciones de corrupción y favoritismo.

Las reacciones no se han hecho esperar. Trabajadores que durante años dieron el beneficio de la duda hoy se sienten traicionados. Consideran que el sindicato no solo falló en defender sus derechos, sino que utilizó su dinero para financiar una estructura de beneficios personales. La cúpula ha intentado desacreditar los documentos, calificándolos como “ataques políticos”, pero la falta de una auditoría independiente alimenta aún más las sospechas. La percepción general es clara: COREMEX opera como una organización que prioriza los intereses privados de su dirigencia por encima de la base trabajadora. El daño a la confianza es profundo y podría marcar un antes y un después en la credibilidad del sindicato a nivel nacional.

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